La salud en estado de coma
Por Edgar Polo*
El tema de las reformas al sistema de Seguridad Social, que el gobierno ha tratado de implementar, genero un tsunami mediático que obligó al Presidente de la República a hacer frente a la situación, tratando de mostrar las bondades de las medidas tomadas. Sin duda que decisiones de este tipo en momentos de campaña electoral, dirán algunos, es alborotar el avispero.
Lo que sucede es que el sistema general de salud en Colombia está a punto de colapsar por mil razones de las que es necesario resaltar que, financieramente es inviable y operativamente incompatible. Su inviabilidad tiene dos razones: una es que la cobertura del Plan Obligatorio de Salud “POS” ha aumentado considerablemente al incrementarse en 21 millones las personas que tienen acceso al sistema superando en mas del doble la cifra que tenían acceso al mismo antes del presente gobierno lo que exige un esfuerzo fiscal considerable. De otra parte, por vía de tutela los servicios médicos no incluidos en el POS han crecido en forma inconmensurable debido a que los jueces no tienen en cuenta que los recursos económicos son limitados y aún consideran que el Estado es un tío rico al que se le puede colgar toda clase de perendengues olvidando que se subvenciona con los impuestos de todos.
Por su parte la Corte Constitucional en su afán de generar derecho positivo a contrapelo de su función única de salvaguarda de la carta magna, al ordenar la igualación de los regímenes subsidido y contributivo no tuvo en cuenta que esto generaría inmensos costos imposibles de sostener con los recursos actuales. La conclusión es que se ha generado un enorme déficit que sumado al hueco fiscal de las finanzas públicas hace insostenible el sistema y lo tiene al borde de la quiebra.
Veamos en que consisten las medidas adoptadas en el marco de la Emergencia Social: Conseguir recursos adicionales mediante el incremento a los impuestos a licores, cigarrillos y juegos de azar; Eliminar la intermediación de Departamentos y Municipios en las remesas para hospitales, fundamental para evitar la corrupción que ello genera; Notificar a los jueces que sus decisiones presupuestalmente inconsultas tienden a quebrar el sistema de salud; Propender por que los médicos se autorregulen y rindan cuentas por sus decisiones ante sus mismos pares y; por último, introducir mecanismos para regular los precios de los medicamentos para que no se vuelvan inalcanzables. Es obvio que las disposiciones adoptadas por el gobierno son buenas, van orientadas en el sentido de atenuar las causas que conducen a la inviabilidad del sistema pero no son la solución definitiva.
Lo que si es cierto es que pisan callos y afectan intereses preestablecidos que no es de buen recibo por los afectados y genera el efecto mediático. Por último una verdadera reforma al sistema de salud debe pasar por su despolitización total. La politiquería es causante en gran medida de la corrupción consentida en un sistema tan sensible a una sociedad aquejada por fenómenos de pobreza y miseria. Permitir que se roben los recursos de salud y educación para los más pobres es cohonestar un delito imperdonable de lesa humanidad.
*www.edgarpolo.blogspot.com
lunes, 8 de marzo de 2010
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