martes, 2 de febrero de 2010

No hay Cama pa´tanta gente

Por Edgar Polo*

El pegajoso tema del Gran Combo sirve de título a esta columna que trata del tema de la sostenibilidad, mejor aún, de la responsabilidad ambiental. Tiene que ver con el concepto de desarrollo sustentable, definido como las posibilidades de mejorar la calidad de vida de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades reales de las generaciones futuras.

Generalmente las autoridades económicas celebran cuando logran cifras abultadas de crecimiento. Aunque los números lo indiquen así, la cosa es discutible puesto que el modelo de cálculo no incluye los costos ambientales generados en el proceso productivo. Cuanto se ha gastado en términos de: bosque primario, contaminación de aguas, aire y en general de recursos naturales. Seguramente que si afinamos el cálculo incluyendo los costos irreversibles de medio ambiente llegaremos a la conclusión contraria y seguramente a un posible juicio de responsabilidades ante las próximas generaciones.

El tema ambiental es nuevo y en el caso colombiano reciente si tenemos en cuenta la normatividad al respecto. Solo a partir de la constitución del 91 se le da importancia aunque sin la severidad que amerita, seguramente por la falta de cultura y conocimiento.

La World Wildlife Fund, organización especializada en el estudio y solución de problemas del medio ambiente ha publicado en su informe Living Planet Report que “la huella ecológica de los países es mucho mayor que la capacidad del planeta para recuperarse del impacto que la vida humana produce en la naturaleza”. Por su parte James Leape, director de la WWF sostiene que “Estamos frente a una seria demanda ecológica, consumiendo recursos con una mayor rapidez que la capacidad natural de la tierra para regenerar éstos y las consecuencias de este tipo de consumo ya son de sobra conocidas”.

La Huella Ecológica está íntimamente relacionada con los hábitos y la capacidad de las personas. Es un concepto estadístico que establece la medida del impacto de nuestro consumo medido en costos del agua y gasto energético directo e indirecto, electricidad y combustibles fósiles. El gasto indirecto tiene que ver con el transporte de bienes y servicios, si se trata del mercado local o de importaciones de otros países y regiones lo mismo que de los procesos empleados en la producción de los mismos.

De acuerdo con lo anterior y con el hecho de que el consumo depende igualmente del grado de desarrollo, tenemos que la huella ecológica es diferente para los ciudadanos tipo del mundo. Es seguro que los del primer mundo tendrán una huella bastante mayor que la de los del tercero. Para un norteamericano es cuatro veces mayor que la de un mexicano y 31 veces la de un agfano. En otras palabras si todos los habitantes del mundo tuviéramos los hábitos de consumo de un norteamericano medio requeriríamos de seis planetas Tierra como el actual para un sostenimiento global.

Es claro que no somos consecuentes en materia de Desarrollo Sostenible y que en este desastre a que nos vamos precipitando aceleradamente la responsabilidad es inversamente proporcional al grado de desarrollo lo que en consecuencia genera una carga mayor para los países más ricos y evolucionados. El asunto, entonces, es diseñar un protocolo global de responsabilidad ambiental que con criterios de equidad señale los lineamientos de nuevos hábitos de consumo y responsabilidad ambiental para gozar así de un mundo sostenible, ¡cipote de problema!. De otra manera no hay planeta pa´ tanta gente.

*www.edgarpolo.blogspot.com